La inteligencia emocional se ha convertido en un tema importante en los últimos años. Diversos estudios lo han relacionado con el bienestar psicológico y el rendimiento académico entre otras. La inteligencia emocional se define como el subconjunto de la inteligencia social que implica la habilidad para gestionar las emociones y sentimientos propios y los de los otros, discriminar entre ellos y usar esta información para guiar el pensamiento y acciones propias” (Salovey y Mayer, 1900).
La familia juega un papel muy importante como el primer núcleo social de convivencia para el ser humano para el desarrollo de la inteligencia emocional.
Autores como Páez Campos, Zubieta y Casullo, (2009) y el de Cuervo (2010) o el de Alegre (2011) vinculan empíricamente una asociación positiva entre el apego seguro y la alta inteligencia emocional como un modo de afrontamiento más adaptativo, una mejor salud mental. Por lo tanto, parecía fácil afirmar que padres emocionalmente inteligentes, cercanos y democráticos en sus prácticas pueden transmitir habilidades emocionales a sus hijos (Alegre, 2012).
Así mismo, en los último años, dado la situación que vivimos debido a la pandemia de la COVID – 19, se ha visto la necesidad de fortalecer la estabilidad emocional de los niños y adolescentes para fomentar la resiliencia. Entre los aspectos que se ven favorecidos por el aprendizaje de las competencias emocionales son: el rendimiento académico, las relaciones sociales, la resolución de problemas, el afrontamiento de la frustración, fomentar la empatía y la demora de la gratificación. Por este motivo, desde Center Psicología se cree en la importancia de crear un programa de inteligencia emocional para toda la familia que trabaje los aspectos que se han mencionado anteriormente.
Alba Mª García Rasero
Psicóloga General Sanitaria y Neuropsicóloga
Colegiada Nº M-32464