Alöis Alzheimer, en 1907, describió por primera vez la enfermedad en el paciente Auguste D., que cuando tenía 51 años presentó un trastorno clínico de delirio, deterioro progresivo de la memoria y dificultades en el lenguaje con parafasias, pausas en el habla, deterioro de la comprensión, además de la lectoescritura, agnosias e incapacidad para llevar muchas de las actividades de la vida diaria que antes llevaba a cabo.
La demencia de tipo Alzheimer es una enfermedad progresiva y neurodegenerativa del sistema nervioso central que se caracteriza por un deterioro cognitivo, conductual y del funcionamiento global con afectación del lenguaje, la comunicación, el pensamiento y las habilidades sociales.
La EA requiere una evaluación neuropsicológica y se caracteriza por un encogimiento tanto de la corteza cerebral, quedando dañadas las áreas principales del cerebro usadas en el funcionamiento cognitivo.
Es una enfermedad que provoca numerosos cambios en la persona, tanto a nivel cognitivo, como físico y afectivo. Además, hay que añadirle los problemas propios de la edad como son los problemas en la audición, dificultades para hablar por prótesis dentales o malestar general de la boca o el analfabetismo, de todo ello empeora el proceso de comunicación en los pacientes de EA.
Gracias al lenguaje las personas podemos comunicarnos con otras personas y expresar nuestros sentimientos, pensamientos, etc.
En la enfermedad de Alzheimer, además de un deterioro de la memoria, también se produce un deterioro del lenguaje. Por eso, la importancia de la investigación del deterioro del lenguaje de las personas con la enfermedad de Alzheimer. De hecho, el análisis del lenguaje podría ser clave para una detección precoz de la enfermedad.
Dichas dificultades en el lenguaje acaban por restringir las relaciones sociales, reduciéndose constantemente y produciéndose circunloquios desde la semántica limitada y ausente de información. Los niveles fonético-fonológico y morfosintáctico del lenguaje están menos deteriorados.
La mayoría de los estudios proponen que se trata de una afasia mixta, en la que aparecen déficits en la comprensión y en la producción del lenguaje.
No obstante, no queda muy claro cuáles son las alteraciones del lenguaje. Se puede deber a una desorganización del sistema cognitivo o son el resultado de la acumulación de daños en determinadas zonas del cerebro lo que se precipitaría hacía una enfermedad en la que se va viendo afectado el conocimiento pragmático – semántico que requiere de procesos de la memoria y que se encuentra alterada.
En la medida que se va disminuyendo la memoria y otras funciones cognitivas, se ve afectado inexorablemente las capacidades de comunicación, y como resultado de todo ello, también se producen problemas en el comportamiento.
Diversos estudios que los déficits en la EA ocurren de forma paralela a las alteraciones propias del deterioro cognoscitivo leve. Incluye fallos en la fluidez verbal, en la denominación por confrontación visual, la comprensión de material ideativo complejo, el razonamiento sintáctico, la categorización y la codificación semántica.
En la enfermedad de Alzheimer no parece que la discriminación de fonemas son un problema destacable dentro de la enfermedad. Tan solo en la última etapa de la enfermedad suelen aparecer parafasias fonológicas como son: omisiones, sustituciones o intercambios en la secuencia de fonemas de una palabra.
Las diferentes investigaciones han mostrado como las habilidades gramaticales se encuentran preservadas en la etapa inicial y moderada de la demencia. Debido al deterioro cognitivo y, sobre todo, en la memoria, la sintaxis se va simplificando a lo largo de las distintas etapas de la demencia hasta que la fluidez verbal es tan reducida que dificulta o en algunas ocasiones dificulta toda la comunicación por parte del paciente.
A diferencia de lo que ocurre con los anteriores rasgos lingüísticos, a nivel léxico – semántico sí que se encuentran marcados déficits. Los primeros síntomas de tipo lingüístico que aparecen en la EA son una disminución del vocabulario y una dificultad para recuperar la palabra deseada en cada momento.
A nivel semántico, se produce la anomia semántica que será el resultado de un fallo en el proceso de activación conceptual. A nivel léxico, la anomia léxica producirá un error en el acceso de la palabra y a nivel fonológico, la anomia fonológica provocará no poder recuperar los fonemas que constituyen la palabra. De manera que, los resultados de los test de denominación, fluencia verbal y categorización semántica postulan que existe un deterioro de conocimiento semántico.
Los déficits que provocan estas dificultades se manifiestan con la utilización excesiva de “palabras ómnibus”. Además, de utilizar palabras relacionadas pero que no son estrictamente sinónimos. Por otra parte, también destacar que las parafasias semánticas son constantes en los pacientes con EA.
También son frecuentes los circunloquios, en la que la persona que padece la enfermedad los usa para enmascarar su dificultad a la hora de recuperar la palabra o bien porque es el recurso que da un mejor resultado de la mente.
A veces los errores semánticos, también dan lugar a los neologismos, es decir, palabras inventadas que no significan nada e incomprensibles para las personas que conversan con el paciente.
En diversos estudios, se han observado que los pacientes con EA presentan falta de coherencia y alta frecuencia en los cambios de turnos en las conversaciones, además de dificultades en la gestión temática. Hay tres áreas en las que se aprecian déficits pragmáticos:
Tal y como hemos visto, el lenguaje se va afectando progresivamente en la EA. Por ello, en muchas ocasiones la comunicación entre los familiares y los pacientes de demencia tipo alzheimer se ven afectados. Por ello, es importante saber cómo comunicarse con ellos es muy importante. Se necesitará utilizar diferentes maneras para poder llegar a los enfermos de EA. Por ello, a continuación, se van a exponer algunas consideraciones para tener en cuenta en la comunicación con estos pacientes:
Alba Mª García Rasero
Psicóloga General Sanitaria y Neuropsicóloga
Colegiada Nº M-32464